sábado, 17 de marzo de 2012

LAS FLORES DE HIROSHIMA, Edita Morris.



Gemma Pallas Bergua.
Es un libro ameno, bien escrito, con un aire de dulzura y resignación. Pero también con un grito ahogado "Nunca más Hiroshima". No se centra en el momento del lanzamiento de la bomba nuclear, sino en algo que pasó desapercibido para la mayoría de los mortales. A los quince años del mayor atentado que se ha producido nunca, las víctimas viven escondidas, avergonzándose y ocultando sus secuelas, en un gueto, fuera de la nueva población que forma la nueva Hiroshima. Ese es el condicionante que EEUU impone para que el mundo no conozca la real magnitud del impacto y reciban subvenciones. Las secuelas físicas son muchas pero las psicológicas son incluso más profundas.
No es una novela agresiva a pesar del tema, más bien llama la atención esa forma que tienen los orientales de tomarse la vida, de responder ante los conflictos, de seguir disfrutando del sol y de cada nuevo esqueje que florece lleno de vida.
Una novela muy recomendable en todos los aspectos.


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