domingo, 4 de septiembre de 2011

El séptimo secreto. Irving Wallace

Fernando Castellano Ardiles:
Estimado señor Wallace, su libro me parece de lo más entretenido y bien estructurado, ha creado una trama redondita, con los personajes justos (aunque un poco estereotipados), un balance casi perfecto de la acción y la explicación y una narración tejida con el estambre de la historia que (casi) me hizo sentir que no leía una enciclopedia (quisiera agregar que el periodo de la segunda guerra mundial me parece fascinante y tal vez otro lector sin dicho interés no acogerá con el mismo entusiasmo su novela)...
  Solo tengo una queja. Intuyo que buscó un balance entre la historia y la trama (o tal vez algún editor le dijo que en todo best seller debía haber sexo, o usted sacó la conclusión por su parte, en todo caso, el resultado es lo mismo); como le decía, no tengo inconveniente en que haya sexo en la novela. En la vida hay sexo, pero en la vida, las personas, no nos andamos metiendo en las habitaciones de los demás para ver lo que hacen, cuando lo hacen. Ok, su narrador es omnisciente y se puede meter en cualquier lado. Se lo concedo. Pero ¿es necesario saber que el protagonista besó los labios de la protagonista y que después le besó los otros labios? ¿Es necesario que usted me diga que la chica se movió para acá, y después para allá? ¿Es necesario decir el nombre de cada una de las partes que componen la vagina? ¿Es necesario? ¿No le parecía suficiente (que somos adultos y hemos tenido sexo y podemos imaginar lo que sucedió) con limitarse a decir que se acostaron y continuar la trama principal la mañana siguiente? Por supuesto que no, ya que, a la mañana siguiente, nos explica con el mismo lujo de detalle el "revolcón mañanero" de los protagonistas. ¡Ande usted!
Yolanda Soriano Gimènez:
"El séptimo secreto" de Irving Vallace. Una historiadora inglesa se propone escribir, junto con su padre, la biografía definitiva de Hitler. Tras la muerte "accidental" del padre mientras investigaba una información recibida de alguien cercano al fuhrer, ella decide continuar sola. Se plantea la posibilidad de que Hitler y su mujer no se suicidaran en su búnker como nos hicieron creer, sino que se sirvieran de unos dobles para fingir su muerte, y que sobrevivieran ocultos en algún sitio secreto, protegidos por nazis que esperan el momento oportuno para reimpulsar el movimiento. Mucha gente interesada en descubrir esta historia, por diferentes motivos, se unen en la recopilación de pistas para descrubrir lo que ocurrió realmente.
No está mal, entretenida, pero con situaciones poco creíbles y final predecible.

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