Rossana Cabrera:
¿Han hecho alguna vez ese ejercicio de autoayuda que enseñan en libros-terapias-cursos de superación personal que consiste en imaginarse con 20 años más, con mucha vida pasando por el río y mirando este problema que los acucia ahora desde esa distancia?
Yo suelo hacerlo, para casi todo, me ha servido incontables veces para poner perspectiva situaciones de las que me parece que no puedo salir, o que me angustian, o que me nublan el corazón.
Y también, suelo hacerlo luego de terminado un libro. Una vez cerradas las emociones que despiertan las páginas ¿será uno de estos que recuerdo para siempre? Bueno.. yo sabía, allá lejos y hace tiempo, que Poirot-ese belga atildado y de bigotes extravagantes- y Miss Marple -esa señora mayor que resuelve casos comparando los caracteres de la gente de su pueblo con el resto de la humanidad, porque hay un número finito de variantes de personalidad que se repite en cualquier lugar al que vayamos- iban a ser mis compañeros para siempre.
Toda esta perorata, es para decir que Ricciardi también lo es-lo será- aunque no se decir todavía por que. Quizás porque al leerlo no me incomoda, porque sus ojos puedan ser los de casi cualquier integrante de mi familia (espero que ninguno de nosotros vea muertos), o porque no hay nada que conmueva más a una mujer que esa desesperante soledad que el pobre hombre tiene.
O porque sus amores-su amor-me hace alentarlo en cada página, como si fuera un partido de fútbol.
Para los viejos lectores del género policial, es un imprescindible. Para los nuevos no lo se.
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