Luz Bartivas.
Está bien, pero Lackberg se repite en su estructura y en meter
personajes que adultos guardan secretos del pasado y cansa un poco. Y
sobre todo me irrita esa manía que tiene el protagonista policía de caer
en la cuenta del quid de la cuestión sin saber cómo, así por
inspiración divina, al final de la novela y te lo explica en la última
página.
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