martes, 10 de enero de 2012

El oficinista, Guillermo Saccomanno

Lidia Gorena: 
 
Terminé "El oficinista"; en líneas generales, no me ha gustado mucho. Tiene algo de literatura de ciencia ficción, de atmósfera atemporal que no va con mis gustos. Oscuridad permanente, lluvia ácida, perros clonados, harapientos, violencia, vigilancia y atentados callejeros permanentes que, sumados a una familia repulsiva, constituyen la vida cotidiana de un empleado de oficina paranoico y genuflexo, resignado a una existencia gris, hasta que un hecho inesperado le hace pensar que puede cambiar su vida. Sí debo reconocer la fuerza visual del lenguaje: frases cortas y precisas, que golpean e internan al lector en ese ambiente agobiante y opresivo sin mucho esfuerzo.

Silvia Sba:
He terminado "el oficinista", de Guillermo Saccomanno. Es una antiutopía. Va de un oficinista que no es feliz con su vida, por lo que sueña con ser otro. Se enamora de una compañera del trabajo e intenta cambiar su vida. Está escrito de forma muy sencilla y que te atrapa. Prometía, pero al final no ha llegado a convencerme, me parece poco creíble. Muy muy deprimente...
Rossana Cabrera: 
 
Me gustó mucho.
Creo que casi no tiene ninguna crítica buena, pero a mi sí me gustó.
Me pareció una distopía que como tal, es de las más cercanas en el futuro próximo que he leído. Y me gusta su forma de contar. Su estructura en capítulos cortos y hasta el tamaño de la letra.
El personaje tiene ese destino de perdedor gris que tienen los personajes de los rusos.
Y de a ratos, leyéndolo, me pasó como con "El proceso" de Kafka, ese mismo mareo, esa misma sensación de agobio.
No se si el escritor ha escrito otras cosas, si así fuera, me gustaría leerlas.

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