Emilio Camarasa:
Historia
sencilla, corta pero brutal, compuesta únicamente por la agonía que
pasan dos niños, El Grande y el Pequeño, metidos en un pozo en medio del
bosque, donde el hambre, la violencia por sobrevivir, la solidaridad,
la destrucción mental y el amor fraternal, hacen de ella una lectura
inquietante y muy recomendable. Una alegría que caiga algo así en mis
manos.
“Duerme, niño mío, duerme. Dicen que es buena la vida, pero digan lo que digan, nadie sabe lo que viene.
Duerme, niño mío, duerme. Para ti llegará un día lo que siempre merecías: descansar tranquilamente.
Duerme, niño mío, duerme. Que vendrá la noche fría y será definitiva, para los dos, para siempre”.
“Duerme, niño mío, duerme. Dicen que es buena la vida, pero digan lo que digan, nadie sabe lo que viene.
Duerme, niño mío, duerme. Para ti llegará un día lo que siempre merecías: descansar tranquilamente.
Duerme, niño mío, duerme. Que vendrá la noche fría y será definitiva, para los dos, para siempre”.
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